La apicectomía es un procedimiento quirúrgico dental diseñado para tratar infecciones persistentes o lesiones en la raíz de un diente, especialmente cuando otros tratamientos, como la endodoncia, no han sido suficientes.
Este procedimiento es clave para conservar dientes naturales que de otro modo podrían necesitar ser extraídos, ofreciendo una solución eficaz para preservar la salud bucodental.
Una solución para infecciones difíciles de tratar
Cuando una infección en la punta de la raíz de un diente no desaparece con tratamientos convencionales, como una endodoncia o un retratamiento de conductos, la apicectomía se convierte en una opción imprescindible.
Este procedimiento elimina el tejido infectado o inflamado, al tiempo que sella el extremo del conducto radicular para prevenir futuras infecciones.
Es común que las personas que necesitan este tratamiento experimenten síntomas como dolor persistente, hinchazón o la presencia de un quiste en el hueso maxilar, por lo que la intervención quirúrgica es una alternativa para aliviar estas molestias de forma definitiva.
Diferencias entre una apicectomía y otros tratamientos dentales
A menudo, la apicectomía se confunde con otros procedimientos odontológicos, pero tiene características únicas. Por ejemplo:
- Endodoncia frente a apicectomía: la endodoncia trata el interior del conducto radicular sin necesidad de cirugía, mientras que la apicectomía actúa específicamente en el extremo de la raíz y en los tejidos circundantes mediante una intervención quirúrgica.
- Extracción dental: a diferencia de la extracción de un diente, la apicectomía busca salvarlo, preservando su funcionalidad y su posición en la boca.
Indicaciones y casos en los que se realiza una apicectomía
Infecciones recurrentes en la raíz del diente
Una de las razones más comunes para realizar una apicectomía es la presencia de infecciones persistentes en la punta de la raíz del diente, conocidas como granulomas o quistes periapicales. Estas lesiones pueden causar dolor, inflamación e incluso afectar al hueso que rodea la raíz si no se tratan a tiempo.
En muchos casos, estas infecciones se deben a que las bacterias han quedado atrapadas en el conducto radicular, incluso después de una endodoncia. La apicectomía permite eliminar el tejido infectado de manera quirúrgica, garantizando una solución definitiva al problema.
Fallo de tratamientos previos como la endodoncia
Cuando una endodoncia no consigue resolver el problema o los síntomas reaparecen con el tiempo, la apicectomía se convierte en la opción más adecuada.
A veces, el sistema de conductos del diente es demasiado complejo para limpiarlo completamente con una endodoncia, lo que deja espacio para que las bacterias vuelvan a proliferar.
Este procedimiento también es recomendable si se detecta algún defecto en el sellado del conducto radicular o si existen fracturas en la raíz que no pueden ser tratadas de otra forma.
Conservación de dientes fundamentales
La apicectomía es ideal para aquellos casos en los que la extracción del diente podría comprometer la funcionalidad o la estética dental, como en dientes frontales o molares clave para la mordida. Este tratamiento busca preservar el diente natural siempre que sea posible, evitando la necesidad de prótesis o implantes.
Alternativa a la extracción en casos avanzados
En situaciones donde el daño en la raíz del diente parece indicar la necesidad de una extracción, la apicectomía puede ofrecer una segunda oportunidad. Este procedimiento es menos invasivo que la colocación de un implante dental y mantiene la estructura ósea y la estabilidad de los dientes adyacentes.
Otros factores que pueden requerir una apicectomía
- Dientes con restauraciones complejas, como coronas o puentes, que dificultan un nuevo acceso al conducto radicular.
- Presencia de fracturas radiculares que no comprometen completamente la estructura del diente.
- Lesiones periapicales asintomáticas detectadas en radiografías de rutina, pero con riesgo de complicaciones futuras.
Instrumentos dentales que se utilizan en una apicectomía
En una apicectomía, se emplean diversos instrumentos dentales especializados para garantizar un procedimiento seguro, preciso y efectivo. Estos instrumentos son clave para acceder al área afectada, eliminar el tejido infectado y sellar adecuadamente el conducto radicular. A continuación, te detallo los principales:
Instrumentos para acceso y exposición
- Bisturí quirúrgico: el bisturí quirúrgico se utiliza para realizar la incisión en la encía y exponer la raíz del diente afectado.
- Separadores quirúrgicos: los separadores quirúrgicos ayudan a mantener el campo quirúrgico despejado y a retraer los tejidos blandos circundantes.
- Pinzas hemostáticas: en el caso de las pinzas hemostáticas, sirven para controlar pequeños vasos sanguíneos y evitar el sangrado excesivo.
Instrumentos para eliminación de tejido infectado
- Curetas dentales: las curetas dentales quirúrgicas son herramientas manuales diseñadas para eliminar el tejido inflamado o infectado de la zona periapical.
- Fresas quirúrgicas: las fresas dentales son utilizadas con un micromotor para eliminar el hueso circundante y acceder a la punta de la raíz. Estas fresas suelen ser de carburo o diamante.
Instrumentos para tratamiento radicular
- Ultrasonidos endodónticos: Equipos especializados que permiten limpiar y preparar la punta del conducto radicular con alta precisión de ultrasonidos.
- Exploradores endodónticos: Herramientas finas que ayudan a localizar y examinar el conducto radicular.
Instrumentos para sellado y restauración
- Conos de gutapercha: material utilizado para rellenar y sellar el conducto radicular una vez tratado.
- Cemento biocompatible: productos como el MTA (Agregado de Trióxido Mineral) o Biodentine, que se usan para sellar la punta de la raíz y prevenir futuras infecciones.
Instrumentos auxiliares
- Microscopio quirúrgico: aunque no siempre es indispensable, el microscopio se utiliza en muchos casos para mejorar la visibilidad en áreas de difícil acceso.
- Suturas y portaagujas: para cerrar la incisión en la encía tras finalizar el procedimiento.
- Jeringas de irrigación: con soluciones antisépticas (como hipoclorito de sodio o suero fisiológico) para limpiar la zona quirúrgica.
Instrumentos para el control del procedimiento
- Radiografías digitales: ayudan al especialista a monitorear el progreso del tratamiento durante la intervención.
- Espejo dental: permite una mejor visualización de la zona quirúrgica y el control de áreas difíciles de observar directamente.