Los filtros bacteriológicos son un componente que han tomado especial relevancia en los últimos tiempos.
Tal y como su propio nombre indica, son un tipo de filtros que se encargan de obstruir el paso de todo tipo de bacterias por ciertos canales.
Debido a su composición, estos filtros bacteriológicos presentan un tacto y consistencia porosos, permitiendo así el paso de aire y líquidos.
Seguramente el concepto te suene familiar, ya que quien más y quien menos tiene relación con este tipo de filtros. De hecho, en nuestro día a día estamos constantemente tratando con sistemas muy parecidos.
Y esto se refleja con el primer café de la mañana, con los famosos filtros del café, cuando tenemos el mal hábito del tabaco y utilizamos un filtro e incluso cuando utilizamos un escurridor en la cocina, ya sea para echar algún alimento que hemos hervido o cocinado o para separar líquido de sólido, estamos filtrando.
Usos de los filtros bacteriológicos
Como venimos diciendo, los filtros bacteriológicos tienen múltiples usos, y hay ciertos tipos de filtros, diferenciados en su forma, tamaño y composición que tienen múltiples usos.
Uno de los más conocidos es el aire acondicionado, utilizado en las tomas de aire para contener las partículas que sobrevuelan la superficie.
Otro uso muy extendido, y al que tenemos que darle gracias, es en las depuradoras de agua, puesto que se encarga de contener los restos de elementos que no son útiles y contaminarían su tratado.
Hasta ahora hemos visto ejemplos cotidianos o de los que más constancia teníamos, pero éstos desempeñan una función tan importante en otros ámbitos, como es el sanitario y dental, que pueden hasta salvar vidas.
Estamos hablando del uso de filtros bacteriológicos en salas de ventilación, zonas estériles e incluso zonas destinadas a operaciones quirúrgicas, lugares donde una correcta desinfección y esterilización son de importancia máxima.
Por supuesto, no todos los filtros bacteriológicos son iguales, ya que pese a que estén destinados a cumplir la misma función, por ejemplo, un filtro utilizado en un aire acondicionado o en una mascarilla no es igual al tipo de filtro antibacteriano utilizado en el sistema de aspiración dental de un equipo dental.
En este caso, tanto su forma como su material de composición serán altamente diferenciados, ya que tal y como hemos mencionado anteriormente, unos son de un material poroso denominado celulosa o un material de fácil polimerización o de composición rugosa y los otros pueden ser de otro tipo de materiales más compactos.
Filtros antibacterianos HEPA
Los filtros utilizados en las distintos tipos de maquinaria dental suelen tener una vida útil de aproximadamente un año, con lo que aseguran mantener el entorno puro y libre de bacterias por un prolongado período de tiempo.
En este aspecto, los que más buenos resultados dan son los filtros antibacterianos HEPA, que ofrecen una gran eficiencia respecto a las partículas de aire que se encuentran en el ambiente.
De hecho, este tipo de filtros en específico, ofrecen una garantía de retener la gran mayoría de elementos activos, hasta un 99.9999% para partículas de 0.01 micrón, convirtiéndolos en la alternativa perfecta en entornos como puede ser una clínica dental.