Cuando se habla de implantes dentales suele pensarse en una solución sencilla para recuperar una sonrisa, pero ¿qué ocurre cuando no hay suficiente hueso para sostener el implante?
Esto es más común de lo que parece y plantea dudas importantes. Afortunadamente, existen soluciones para quienes tienen poco hueso y aún así desean disfrutar de un implante dental que les devuelva no solo la estética, sino también la funcionalidad.
La importancia del hueso para los implantes dentales
El hueso es fundamental en este proceso. Si hay una cantidad adecuada de hueso en la mandíbula o el maxilar, el implante tiene una base sólida donde asentarse. Sin embargo, cuando hay poco hueso, las complicaciones aumentan. Es necesario tener un mínimo de masa ósea para que el implante quede firmemente anclado y no fracase con el tiempo.
Problemas comunes con poco hueso en la mandíbula
¿Qué pasa cuando el paciente no tiene suficiente hueso? La falta de hueso, sobre todo en la zona de la mandíbula, es una situación común en personas que han perdido dientes hace mucho tiempo, ya que la pérdida dental prolongada puede provocar una reabsorción ósea.
También es frecuente en pacientes que han sufrido alguna enfermedad periodontal o infecciones graves, que han dañado la estructura ósea.
Este tipo de situaciones pueden llevar a que muchos se pregunten si es posible un implante dental con poco hueso. La respuesta es sí, pero requiere tratamientos específicos que permitan regenerar o aprovechar el hueso que queda.
Opciones de tratamiento para implantes dentales con poco hueso
En casos con poco hueso y la necesidad de recurrir a un implante dental, existen diversas soluciones que permiten a los especialistas adaptar el tratamiento a tus necesidades.
A lo largo de los años, la odontología ha avanzado mucho, y hoy en día es posible realizar implantes incluso en casos donde antes habría sido impensable. Tanto los métodos tradicionales como las técnicas más innovadoras ofrecen opciones para aquellos que tienen poco hueso.
Tratamientos convencionales
Entre los procedimientos más utilizados para solucionar la falta de hueso destacan los injertos óseos y la elevación del seno maxilar. Ambos son técnicas tradicionales que ayudan a regenerar el hueso en la zona donde se va a colocar el implante.
Injertos óseos
El injerto óseo es una técnica en la que se añade hueso a la mandíbula o el maxilar para aumentar su volumen y densidad. Este hueso puede ser del propio paciente (autoinjerto), de un donante (aloinjerto) o incluso de origen animal (xenoinjerto).
El objetivo es que el hueso añadido se fusione con el hueso natural, creando una base sólida donde colocar el implante dental. Aunque es un procedimiento seguro y muy efectivo, el tiempo de recuperación puede variar, ya que el injerto necesita integrarse completamente antes de poder proceder con el implante.
Elevación del seno maxilar
La elevación del seno maxilar es otra técnica clásica, especialmente útil en la parte superior de la boca, donde se encuentra el maxilar. En algunos casos, el hueso que separa la cavidad sinusal de los dientes superiores no es suficiente para soportar un implante dental.
Lo que se hace es levantar suavemente el suelo del seno y colocar un injerto óseo en ese espacio, creando más hueso donde poder insertar el implante. Este procedimiento suele ser necesario cuando los dientes superiores han estado ausentes durante mucho tiempo, y el hueso se ha reabsorbido.
Para aquellos casos en los que los tratamientos tradicionales no son viables o simplemente se busca una alternativa más rápida, las técnicas modernas han revolucionado la colocación de implantes en pacientes con poco hueso. Entre las más destacadas están los implantes cigomáticos, los implantes pterigoideos y los implantes cortos.
Implantes cigomáticos
Los implantes cigomáticos son una solución muy innovadora para aquellos que tienen muy poco hueso en el maxilar superior. En lugar de anclarse en el maxilar, como ocurre con los implantes convencionales, estos se fijan en el hueso cigomático, que es más denso y resistente.
Es una técnica compleja que requiere de una gran habilidad por parte del cirujano, pero es ideal para pacientes que no quieren o no pueden someterse a un injerto óseo.
Implantes pterigoideos
Otro enfoque moderno son los implantes pterigoideos, que se colocan en la zona posterior del maxilar, anclándose en el hueso pterigoideo. Esta técnica es especialmente útil en pacientes con poco hueso en la parte posterior de la mandíbula superior y, al igual que los implantes cigomáticos, evita la necesidad de un injerto óseo.
Además, permite realizar la carga inmediata de la prótesis en muchos casos, lo que significa que no tendrás que esperar tanto tiempo para disfrutar de tu nueva sonrisa.
Implantes cortos
Por último, los implantes cortos son una opción interesante para aquellos que tienen poco hueso pero no desean procedimientos invasivos. Como su nombre indica, estos implantes son más cortos que los tradicionales, por lo que requieren menos hueso para su colocación.
Aunque no siempre son adecuados para todos los casos, representan una solución rápida y eficaz en determinados pacientes.