Con la intención de poder mantener una buena higiene dental, además de cepillarse los dientes de unas 2 a 3 veces por semana, es requerido realizar, de vez en cuando, una limpieza dental con ultrasonido.
Si bien es cierto que la rutina del cepillado, sumada tal vez a procesos como el uso de hilo dental o el acompañamiento de distintos flúor o enjuague bucal ayuda, nunca está de más tomar las mejores medidas para mantener una buena salud oral.
El cepillo permite realizar una eliminación superficial de las posibles bacterias que se encuentran sobre la capa del esmalte de los dientes, pero no es suficiente si se quiere profundizar más en los distintos elementos que podemos encontrar en nuestra boca.
Así como los complementos mencionados, el hilo dental ofrece la posibilidad de llegar a zonas donde las cerdas del cepillo no pueden o el flúor, que mediante su acción antibacteriana se encarga de los microorganismos de las paredes de la boca.
Pero del sistema de higienización que queremos hablar hoy es de la limpieza dental realizada mediante ultrasonidos. Aquella que se encargan de aplicarnos los profesionales odontológicos a los que tanto hacemos sufrir cuando no somos del todo responsables con nuestro cuidado bucal y que nos dan algún que otro tirón de orejas, merecido, cuando acudimos a la consulta por problemas que nosotros mismos hemos buscado.
Profilaxis dental con ultrasonido
La profilaxis dental con ultrasonido, proceso también conocido como limpieza dental o higiene dental, es una técnica que se lleva a cabo mediante ultrasonidos.
Esto es gracias a un aparato de profilaxis dental utilizado en dicho procedimiento que se encarga de, mediante una técnica moderna e indolora a terminar de eliminar sustancias nocivas como el sarro, la placa bacteriana o manchas producidas por ciertos alimentos como el café y el tabaco.
En sí, podríamos decir que es un procedimiento de puesta a punto de la boca del paciente mediante la eliminación de agentes nocivos llevada a cabo con material de clínica.
Aunque suene muy futurista, la limpieza dental del paciente se lleva a cabo gracias a la aplicación de ultrasonidos.
Un sistema llevado a cabo por higienistas dentales que emite vibraciones de alta frecuencia lo que hace es que, al entrar en contacto con el esmalte de los dientes, se desprenden tanto el sarro como la placa bacteriana.
Una vez las partículas se desprenden son extraídas con un tubo que forma parte de un aparato denominado motor de aspiración.
El aparato de ultrasonido utilizado para este procedimiento cuenta con una punta en forma de curva cuya labor es acoplarse a una especie de irrigador encargada de ir vertiendo agua.
Durante este proceso se van realizando pasadas en aquellas zonas donde el uso de cepillos dentales y otros métodos no obtienen tan buenos resultados.
No es una sensación molesta, pero si que se hace notar. Una vez el proceso ha finalizado los profesionales dentales suelen aplicar una pasta con un cepillo para retirar los resto de placa.
Este tipo de tratamientos es recomendable que se lleven a cabo cada 1 o 2 años, acompañado siempre de una revisión rutinaria.